El gran apagón de ayer ha sido la comprobación de que la radio está más viva que nunca, muchas personas desempolvaron su transistor abandonado en el fondo del armario, o incluso, invirtieron en uno en el bazar más cercano de casa.
A partir de las 12:30 de la tarde aproximadamente, las linternas, las velas o las pilas se convirtieron en las protagonistas del día, un día que estuvo marcado por la incertidumbre y el miedo que derivó en la compra de suministros y en la conexión, de nuevo, con lo analógico.
Muchos ilicitanos e ilicitanas optaron por desconectar en el campo o desplazarse a las playas, eso sí, comprobando antes el disponer de dinero en efectivo, comida y agua. Sin embargo, también hubo personas a las que falta de electricidad les perjudicó notablemente, no pudieron acceder a su vivienda puesto que no funcionaban los ascensores y les era difícil subir las escaleras o quedaron atrapadas en supermercados o viviendas por los mecanismos de las puertas.

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